Fantasías

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Ella estaba nerviosa no podía evitarlo, no le sudaban las manos pero poco faltaba. Desde que se conocieron por un puntazo de ella, 3 días atrás, no lo había vuelto a ver. No se puede decir que compenetraron de inmediato, pero poco falto. Por eso mismo iba arriba del bus dirección al centro, habían quedado en verse allí.

Su mente aun recordaba, como había estado a punto de no ir, no subir a su casa, diciéndose, y si te hace algo? cuando se apoyo en un coche frente a su patio, no sabia muy bien si decir estoy aquí dime la puerta o irse directita para su casa. Diciéndose a ella misma, tienes unas normas que desde lo de Catarroja no has roto, y las vas a romper por una follada que quizás te deje a medias, no me seas tonta y vete, inventate algo, pon cualquier excusa y ya veras por donde sale.

Pero no, justo en el momento que te decía la puerta y piso, se abría la puerta del patio, y todos esos pensamientos, volaron de su mente y subió los 3 pisos por aquella escalera vieja y con el pasamanos de madera, casi mas ancho que su propia mano.

En el segundo piso, no había luz pero si bastante iluminación para ver una figura en el suelo, que cuando paso por su lado y la vio se dijo, estos se casaron en el mismo sitio que ella, dado que era la misma, continuo subiendo y llego al tercero casi sin aliento.

Allí estaba el, con gafas, delgadito, pero fuerte, no mucho mas alto que ella, le ofreció algo de beber, agua por favor. El iba delante y ella detrás por aquel pasillo con las baldosas nuevas y las puertas, con mucha iluminación, pero pese a todo solo podía recordar que parecía que llevase las bermudas y la camiseta a juego, algo que la sorprendió bastante.

Por un problemilla técnico, no follaron, pero ella recordaba que se lo paso genial, diferente a otras noches, desnuda sin complejos, sin prejuicios, sin nada y hablando casi sin parar. Nervios o vete tu a saber que.

Sus manos las recordaba, calientes al roce de su piel, un masaje pidió y el se lo concedió, ha sabiendas ella, que siempre acaba los masajes igual follando como si no hubiese un mañana, pero esa noche no fue así.

Esa noche, después del masaje sentada al borde de su cama, se tumbo y el recostado a su lado empezaron a hablar y el a manosearle los pezones, a sabiendas  que no los pondría tiesos, pero le gustaba, no podía negarlo. Como tampoco la extraña excitación que sintió al sentirlo cerca, se dispuso a pajearse ella misma, ante la atónita mirada del susodicho, el cual al verla le dijo, que mano tan pequeña, el primero que ella recordaba que se había percatado de aquel detalle, teniendo un xoxo a menos de un palmo.

La acaricio las piernas y fue subiendo, ella ya gemía, cuanto le hubiese gustado que esa polla hubiese entrado sin compasión, pero sabia que no iba a suceder, esa rayita de a media tarde no le dejaba plantarse como tocaba. El comenzó acariciarla al tiempo que ella con su dedo jugaba, hasta que el primer chorro salio, y ella dejo que el continuara por ella, sabia que todavía le quedaba cuerda, mucha cuerda, le metió un dedo y lo retorció en su interior, entraba y salia, no con fuerza que le hiciese daño, pero lo bastante para hacerla gemir y retorcerse de placer, le chupaba una teta la que mas cerca le quedaba de su boca, y metió el segundo dedo, ahí si que si, empapaba todo a su paso, entraba salia y se retorcía, y como le solía suceder no podía controlar nada, termino extasiada, relajada y muy bien. Se quedo pendiente una follada. Me debes una, le dijo.

Al día siguiente, se despertó muy temprano y ni ella misma creía lo que había hecho, ir a casa de un completo desconocido, 4 mensajes por whatsapp varias llamadas de teléfono y se presento en su casa, para follárselo. Como bien había dicho, buscaba empotrador y a por ello había llegado allí, diciéndose todo el camino, esto es una locura, pero allí estaba, dispuesta a todo, pero habiéndole mandado la dirección completa a una buena amiga, por si acaso, que al menos alguien supiese donde se encontraba.

Se levanto fue al baño y al regreso a su cama, su mente comenzó a fantasear despierta, al mismo tiempo que se decía, no vas a volver a saber nada de ese tío en tu vida, pero lo bien que te lo pasaste no te lo quita nadie. Tu que eres de compartir, aunque últimamente ya no sabes exactamente que eres, ni a donde perteneces con exactitud. Te han salido unos celos que no sabes muy bien, si siempre han estado y no había temor o que paso, para verte en semejante situación.

Se incorporo, abrió el segundo cajón de su mesita y estuvo indecisa un ratillo, batidora o vibrador, vibrador! Algo que en un momento dado, entre y salga, que hace apenas unas horas te quedaste a puertas, porque sabiendo como disfrutas de una buena polla, rasuradita, no conseguiste levantarla, aunque no fue culpa tuya. Sabes que en algún momento te se paso por la cabeza, sera de carne en vez de sangre, por eso me cuesta tanto?

Abrió el primer cajón, saco un condón y se lo puso al vibrador, acto seguido se tumbo en un lado de la cama, a sabiendas que quería seguir durmiendo un ratillo mas y quería un trocito seco, para dormir a pata suelta y relajada. Su mente, fantaseaba con esa polla en mitad de la calle, dado que cuando se estaban despidiendo la noche anterior, ella empezó a acariciarla por encima del pantalón, y respondía pero no lo suficiente. Esos besos, los primeros de la noche, los cuales pidió ella, le decían que esos labios carnositos calientes como sus manos, combinados con la polla que tenia en la mano, debían de ser una caña. Mas ese cuerpo atlético, que le daba la posibilidad de subir a cabalgar sin dejarse las piernas en el intento, ni tener que estar medio en cuclillas por no dar de si sus piernas abiertas, empalada y disfrutando lo que no esta escrito, eso que casi nunca le sucede. Por no dejarse llevar lo suficiente, por querer controlar lo incontrolable, pero a sabiendas de que si sube, pierde la compostura y se desboca tan cual yegua salvaje.

 

Allí estaba ella, sentada en el bus casi llegando al centro, con una falda por encima de las rodilla y una camiseta de tirantes anchita por abajo y abierta por detrás, de las que se llevan ahora, fresquita a mas no poder. Imaginando que el la abordaba por detrás en la calle, le metía sus manos por debajo de la camiseta y acoplaba sus manos en sus pechos, al tiempo que la giraba para besarla, tal cual película romanticona.

Se preparo, dado que su parada era la siguiente, toco al timbre y se dispuso al lado de la puerta para bajar. El bus llego a la parada abrió las puertas y ella bajo de el. Se dispuso a caminar en dirección a la calle que él le había indicado anteriormente, tenia que cruzar un poco mas adelante y ya estaba, se encontrarían a mitad calle, suponía.

Entre la multitud, ella miraba para ver si lo veía, no sabia muy bien si una vez visto se haría la despistada o no, como hacia normalmente. Al fin lo vislumbro, unos metros mas allá, llevaba unos pantalones de esos que llevan bolsillos laterales, de repartidor que se dice ella, una camiseta, y una mochila colgada de su hombro, se dirijia hacia ella, y cuando ya se veían, no pararon de sonreírse, por ese encuentro que se iba a dar lugar en breve, en algún lugar, para sucumbir en un placer mutuo y arrollador, como ya se preveía días atrás.

Su mente le decía, que se le habrá pasado a él, estos días por la cabeza.

FIN.

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